lunes, 24 de febrero de 2020

La vigencia de los valores en los cuentos tradicionales

Dirijo cuatro clubs de lectura infantiles, dos Comelibros (de 7 a 9 años) y dos Planeta lector (de 10 a 12) en la Bibliotecas municipales de Huesca. 
Esta semana nos viene a visitar Ana Griott, por eso hemos estado leyendo algunos de sus libros de la editorial Libros de las malas compañías: "Los libros del erizo y otros cuentos de las mujeres del Sáhara" y "El dragón que se comió el sol". Los dos están escritos con cuentos tradicionales que Ana recogió en el Sáhara y en Senegal, lugares donde todavía se conserva la costumbre de oír cuentos y donde su función como entretenimiento y transmisión de valores sociales entre generaciones todavía sigue viva. 



Pero lo curioso fue ver qué ocurrió al leerlo nosotros. El tratamiento del ingenio, de la lucha y del castigo a aquellos que no eran buenos no llegaba a los niños y niñas del club. Yo estaba perpleja.
En concreto con lo que ocurrió con el cuento "El erizo y el león". Resumidamente, la historia nos cuenta como un erizo organiza a todos los animales para defenderse de un león que les hace vivir atemorizados. El león busca al cabecilla de la rebelión y se lo come. El erizo, al verse perdido, saca sus púas cuando está en la garganta del león y este muere. 

La reacción de los grupos fue sorprendente. Para ellos el malo del cuento era el erizo, porque había matado al león. En ningún momento valoraron que fuera un tirano que les hacía vivir atemorizados. Ni siquiera que es el primero en decidir matar comiéndose al erizo, destruyendo al cabecilla. 



Cuando vi la reacción del primer club quise probar qué ocurría en los otros tres grupos, solo en el segundo grupo de los Comelibros hubo algunos que defendían que el malo era el león y el bueno el erizo.
¿Cómo es posible que hagan una lectura tan literal? ¿Por qué en cuanto apareció la palabra "matar" decidieron que ese animal era el malo, aunque lo estuviera haciendo en defensa propia? ¿Por qué no valoraron eso ni se pararon a pensar en lo que previamente había hecho el león?

Llevo días dándole vueltas y vueltas a sus reacciones y me parece peligrosa, muy peligrosa la reacción que ellos tuvieron, la lectura con la que se quedaron. Los sentimientos masticados lo inundan todo, determinadas palabras trastocan sentidos completos en las historias y el buenismo ya ha llegado viendo sus reacciones y se ha instalado en sus valores. 
Pero no dejo de preguntarme ¿qué ocurrirá cuando un día se encuentren con un jefe tirano, con un dictador en sus vidas, con alguien cercano que les atemorice? Los cuentos nos preparan para ello pero me pregunto sin van a seguir haciéndolo si trastocamos los valores de la historia. 
Mucho que pensar. 

jueves, 20 de febrero de 2020

San Valentín, la fiesta de los cornudos

Antes de que llegara la moda de los enamorados, los regalos y el angelito disparando flechas, esa con la que nos han bombardeado hace unos días, en algunos pueblos de esta provincia ya se celebraba San Valentín.
En Montmesa desde siempre ha sido la fiesta de los cornudos, fiesta grande y de jarana asegurada. El corte inglés, los chinos y las flores poco tenían que ver. 
¿Y por qué de los cornudos? Pues porque era la fiesta de los casados y los solteros, al no tener mujer, no podían ser cornudos.

Me encanta como lo explica Luis Carlos Bernués de Montmesa.

Pincha en este enlace y podrás oírlo.



lunes, 10 de febrero de 2020

Patrimonio inmaterial Parque nacional de Ordesa y Monteperdido


Durante este otoño he participado en el Inventario del Patrimonio Inmaterial de la vertiente española del Sitio Patrimonio Mundial Pirineos Monte Perdido gracias al Artelier de ideas SCoop con Félix Rivas a su cabez que confiaron en mi experiencia como recopiladora. 
Mi trabajo ha sido fundamentalmente hacer trabajo de campo y entrevistar a los mayores de la zona. En total, con el equipo, hemos estado en 32 localidades y hemos entrevistado sobre unas 50 personas. 
He disfrutado un montón, me encanta ir a charrar con la gente, a escuchar sus romances, juegos, formas de vida, refranes, cuentos y mil y una historietas más. 




Subir a Sobrarbe siempre es una fiesta, pero poder hacer este trabajo y aprender de todas sus historias ha sido el mejor regalo. 

De todo esto estuvimos hablando la semana pasada en el programa "El escaparate" de Huesca Tv, que puedes ver aquí abajo. Y mucho más que queda por contar sobre todo lo que ha sido recopilado en este inventario. ¡Fantástico!


jueves, 6 de febrero de 2020

Santa Águeda y las mujeres

El 5 de febrero es santa Águeda, día de las mujeres, pero en muchos pueblos de Huesca antiguamente se celebraba el día de santa Lucía, no sólo como fiesta de las costureras, sino como fiesta de las mujeres casadas pues santa Águeda era para las solteras. Y, por supuesto, se celebraba con gran fiesta, regocijo, jolgorio y... chocolate.

Podéis tomar nota de cómo lo celebraban las mujeres de Agüero. 
No tiene desperdicio Antonio Castillo contándolo. 

Pincha aquí para oírlo.




La foto es de un grupo de mujeres de Fraga. No conozco al autor, la hice en un restaurante el fin de semana pasado, pero me encanta esa escena.

martes, 4 de febrero de 2020

Fraga te cuenta

FragaTcuenta es un festival en el que ya he participado en dos ocasiones. Es una suerte tener un festival así cerquita de casa, con un mes de duración y al que llegan los mejores narradores del panorama actual. 
Este año se celebraba la 8ª Edición y me pidieron que en esta ocasión no contara, sino que dirigiera un taller en el que los narradores amateurs recibieran formación para hacer una sesión llamada "Contes al Castell".


El año pasado el festival se abrió a narradores amateurs: madres y algún padre de los colegios de la localidad que habitualmente contaban en sus centros. Los invitaron para que pudieran contarlos al público general. 
Este año se repetía la misma propuesta, pero yo debía darles algunas pautas para crecer en el arte de la narración, además de hacer una selección de los cuentos que contaran para poder realizar una sesión conjunta. 
Aquí puedes ver un poco más de la propuesta.

La cuestión no era fácil pues había que seleccionar cuentos que más o menos tuvieran una misma duración, puesto que cada grupo narraba su cuento... ¡seis veces! ¿Y por qué? Pues porque el espacio elegido es el castillo y cada grupo se sitúa en una de las antiguas capillas de la iglesia. 



La verdad es que me sorprendió mucho este sistema. Lo habitual es hacer una sesión en la que el público está sentado y ve pasar a los narradores, que solo cuentan su cuento una vez. Pero aquí no. 
Se organizan grupos en torno a 25 o 30 personas, de todas las edades, cada grupo les espera en una antigua capilla del Castell de Fraga y allí, en un ambiente íntimo, les cuentan el cuento.
Como narradora me sorprendió este sistema y me preocupaba un poco cómo reaccionarían los cuentistas al tener que repetir en hora y media tantas veces los mismos cuentos.


Además, tenía que intentar que los cuentos fueran de Tradición oral, medirlos bien para que no se nos fueran de tiempo, que todos los grupos estuvieran compaginados y que fueran atractivos, al mismo tiempo que no muy complicados para narradores que todavía no tienen mucha experiencia. Al final hubo un poco de todo, cuentos de tradición oral, a pelo, sin soporte, y cuentos contados con álbum pero que tenían estructuras o forma de cuento tradicional. 

Para que cada grupo pudiera conectar primero con el público y no fuera tan difícil empezar a contar directamente, elegimos además, un cuento cortito de inicio. Al final cada grupo tenía entre 6 y 10 minutos por sesión. 


Creo que para un narrador novel es un gran esfuerzo preparar un cuento nuevo, pero la oportunidad de poder contarlo tantas veces seguidas es una gran suerte, pues puede observar como el cuento se va asentando, como las palabras encuentran su ritmo, como los gestos van naciendo y tomando cuerpo y como el cuento se va vistiendo según el público. Esto es un trabajo que luego puede ayudarle a seguir preparando cuentos nuevos.



Se abrieron las inscripciones al taller y al final se decidió hacer dos grupos ante la buena acogida que tuvo. En el primer grupo entraron los narradores que ya habían contado el año anterior y que iban a ser también los que volverían a contar este año. Y con el segundo grupo, formado por madres y maestras, comenzamos un acercamiento a los cuentos y a su narración. 

La verdad es que he disfrutado intentando transmitirles mis enseñanzas: voz, colocación, memoria, ambiente, tradición oral, cuentos, álbumes... y he de decir que ha sido muy fácil, había mucho entusiasmo y amor a los cuentos ya de partida. Tanto los que querían contar en el castillo, como las que querían aprender a contar para el cole, venían muy receptivos y con muchas ganas de aprender. 

Esto decían desde la Red de Bibliotecas de Fraga.

 

El gran día llegó y el pasado sábado 1 de febrero, después del ensayo general, se hizo el silencio en la enorme sala del castillo y el público empezó a entrar. 

Y sin que yo tuviera que hacer nada, como un engranaje de reloj, todo fue saliendo. Las voces se respetaban las unas a las otras (había que tener en cuenta que la acústica del sitio es bastante especial, las capillas son abiertas y se oían los otros grupos), las cortinas negras daban intimidad a cada grupo, los cuentos pequeños hacían su papel de aperitivo para después entrar con cuchillo y tenedor al cuento. 
He de decir que todos los grupos me sorprendieron mucho y muy gratamente. 


Este proyecto fue ideado por Ana Barrafón y Pep Bruno buscando dos objetivos: el primero, y fundamental, abrir el espacio de El Castell a los narradores, utilizarlo más en el festival. Y el segundo, incluir a las familias que ya estaban contando en los colegios dándoles una formación y organizar una sesión en la que los tiempos fueran equitativos y funcionaran los ritmos. 



Solo hay otro lugar que yo conozca donde se hace algo similar, cuentos en rueda para el público con distintos escenarios dentro de un mismo lugar. Es en el Maratón de cuentos de Gran Canarias, en el espacio que ellos denominan "La placita de los cuentos". Y el sistema es similar, el público puede ver varias sesiones que se van sucediendo mientras los narradores repiten los mismos cuentos. Y estoy convencida de que es un buen sistema que podría ser exportable a muchos otros festivales. Esto ayudaría a promocionar la narración, a que el público general perdiera el miedo a contar, a sacar los cuentos de los escenarios y a devolverlos a las casas y la calle. No digo que haya que suprimir a los narradores profesionales, ni que todos los amateurs tengan que dedicarse a ello como una profesión, sino simplemente que hay otras vías para que el arte de contar vuelva a ser popular. Y si les damos herramientas para contar Tradición oral, yo como siempre barriendo para casa, mejor que mejor. 



Ha sido una verdadera maravilla trabajar con Santi, Ona, Eva y Ruth, Carolina y Conchi, Idoia y Rosa, Charo y Martino, Ana y Marta, además de Carlos, Reyes, Adrián y Pablo, mis chicos de Cajón desastre. 
En principio iba a enseñarles a contar cuentos, pero siempre vuelvo con la sensación de haber aprendido yo mucho más que ellos. 




Estoy muy orgullosa del trabajo que han hecho y de que les haya picado el gusanillo de la Tradición oral, me pedían más cuentos como "El lobo hambriento" o "El príncipe rana". También muy ilusionada al ver a los pequeños Martino, Eva, Ruth y Ona ponerse delante del público sin dudas ni titubeos. Y contenta de ver como Cajón desastre sigue trabajando con los cuentos como medio de inclusión, afrontando cada vez más retos (como sacar voluntarios del público) sin nunca decirme que no. Ellos pueden con todo, son fantásticos.


Solo me queda agradecer a FragaTcuenta que hubiera confiado en mí para esta sesión tan especial y la formación de sus narradores. Y también felicitarles por programar narración de amateurs, para que la gente en Fraga se dé cuenta de que la narración no solo es de los profesionales, los cuentos son de todos. 

Fotos que llevan a cuentos

Mi amiga Tere de Campacruz en Puyarruego me ha mandado esta foto preciosa y en cuanto la he visto me he acordado de José Castillo de Agüero. Tenía 102 años cuando me contó este cuento encadenado. Lo entrevisté para un trabajo de Recopilación de Tradición oral en la Hoya de Huesca. Y me enamoró su energía, su memoria y sus ganas de vida. Salía a paseo todos los días, de hecho el primer día me dio plantón porque tenía cosas que hacer en el banco... Maravilloso. Hasta me cantó varias jotas con una voz que muchos quisiéramos tener. 
De este cuento encadenado hay otras versiones más completas y más largas, pero esta para mí tiene un valor especial. 
Igual que cuando Tere me manda fotos tan bonitas, tienen valor especial.
Gracias a los dos.



 Y si tú te has quedado con ganas de saber de qué cuento estoy hablando, no te preocupes, pincha en este enlace y podrás oír el cuento Kikiriki.