martes, 7 de febrero de 2017

Tradición oral en Almudévar

El año pasado me concedieron la beca de Investigación José Luis Aliod del Ayuntamiento de Almudévar y el Instituto de Estudios Altoaragoneses. El trabajo consistía en recopilar la Tradición oral de Almudévar. 
Desde el Ayuntamiento me facilitaron mucho el trabajo, puesto que me dieron una lista con los nombres de las personas más mayores e interesantes para entrevistarlas. 


Así que durante un año estuve acercándome a Almudévar a la busca y captura de esas historias, juegos, canciones, romances y cuentos que tuvieran guardados en la memoria. 
Ha sido un trabajo interesante y muy enriquecedor, del que siempre aprendo formas de contar, giros en la voz, movimientos en las manos y gestos en la cara cuando hago el trabajo de campo, las entrevistas. Pero luego han sido meses y meses de transcribir literalmente todas la grabaciones ahí registradas. 
Esta parte del trabajo ya no es tan bonita, hay que prestar mucha atención, los textos se escriben tal cual se pronuncia y puedo aseguraros que no siempre es fácil. 


El proyecto investigador fue entregado en octubre y todo el mundo quedó muy satisfecho con todo el material que se había recogido. Puedo aseguraros que a los "saputos", tal y como se conoce a los de Almudévar, les gusta charrar muuuucho.
Este sábado pasado, 4 de febrero, volví a Almudévar y aquellos que entrevisté pudieron ver todo ese trabajo en forma de libro, un libro que contiene más de cuatrocientos registros y en el que quedan recogidas todas esas historias, romances, canciones, cuentos, trobos o refranes que atesoraban en sus cabezas.
Es una alegría poder realizar estos trabajos, como os digo largos y costosos, y ver como se cierra el círculo al devolver toda esa información a sus dueños en forma de libro. No siempre este tipo de trabajos llegan a publicarse. Fue precioso ver las reacciones de los informantes al darles el libro.
Las sonrisas y agradecimientos de todos los participantes hicieron que me sientiera con el corazón lleno y con ganas de emprender nuevos trabajos de recopilación. 



Por cierto, cuando nos despedíamos se me acercó Conchita y  me dio dos folios con una poesía antigua, dichos y juegos. 
La tradición oral te regala estos momentos, nunca se acaba un trabajo.