martes, 5 de febrero de 2019

En el 2010 conocí a Tista, MªJesús y Boni de casa Lauré de Panticosa. Les entrevisté varias veces y he regresado a su casa unas cuantas más. Ellos me dieron uno de los mejores regalos de mi vida: El Rabadancito. En una de nuestras visitas ya de familia, Tista le enseñó el cuento a mi hijo pequeño y con tres años se convirtió en el rabadancito de nuestra casa. Desde entonces hemos contado el cuento juntos un montón de veces.
El viernes volvió del cole emocionadísimo. Tuvieron una actividad dentro de la Semana cultural con sus hermanados pequeños. Bruno tiene dos hermanadas, una de tres años y otra de cuatro. Carolina le contó que se sabía una canción que le encantaba. Y que había un cuento que tenía en casa que le gustaba mucho. Él le preguntó cuál era y la niña empezó a cantar la canción del Rabadancito. 




Cuando llegó a casa y me lo contó, me emocioné muchísimo. La tradición oral sigue funcionando, puede que el camino ahora sea más complejo, haga falta el oficio de cuentacuentos para que se mantenga en parte viva, haga falta poner por escrito esos cuentos que hasta ahora habían sido orales, pero que alegría ver como siguen vivos los cuentos.
Tista me lo enseñó a mí, el cuento llegó también a mi hijo y a él ahora se lo cuenta su pequeña hermanada del cole sin conocer la relación que él tenía con el cuento.
Estoy maravillada.
Pd. Por cierto la ilustración es de Rabadancito y es de David Guirao.