martes, 29 de octubre de 2019

Entrevista en Iberoamérica de cuento


Iberoamérica de cuento es un podcast mensual sobre el mundo de la narración oral; un espacio para disfrutar de la palabra dicha y su diversidad de voces, estilos y propuestas, y de los lugares donde ésta habita por tierras iberoamericanas. El programa está presentado los narradores Pep Bruno, Manuel Castaño, Nicole Castillo y Andrés Montero.

Esta es su segunda temporada y en el mes de octubre se publicó el capítulo titulado "Ratón de campo, ratón de ciudad" en el que he tenido la suerte de participar.

Pep Bruno me hizo una entrevista muy interesante en la que hablamos sobre mi  trabajo como recopiladora y difusora de la tradición oral, así como de su pervivencia. Una entrevista con la que disfruté un montón porque me encanta hablar de mi trabajo, de los cuentos y de tradición oral. 

Si os interesa, os la dejo aquí.

El programa entero es una delicia, pero si queréis ir directos a la entrevista, la encontraréis a partir del minuto 1:10:00.

Muchas gracias, Iberoamérica de cuento por pensar en mí para participar en vuestro podcast. Un verdadero regalo.


lunes, 28 de octubre de 2019

Sesiones antiguas, zapatos viejos

He estado contando cuentos en la Biblioteca de Utebo. Hace ya unos años que colaboro con ellos y hacemos sesiones para los escolares de quinto curso de los colegios de Utebo. 
Les hice hace un tiempo la sesión "Cuentos de importación" que había nacido en el marco del Festival "Huesca es un cuento" y se trataba de una recopilación de cuentos con inmigrantes que vivían en Huesca. En lugar de viajar por el mundo recogiendo cuentos, recogí los cuentos de otros países que habían venido a vivir a Huesca. 
En la biblioteca de Utebo recordaban aquella sesión y me pidieron que la volviera a hacer. La verdad es que es una sesión muy chula, montada con cuentos tradicionales, y en la que nos paseamos por Cuba, Armenia, Rusia, Rumanía y México. A veces, Marruecos también entra en la sesión.
Son unos cuentos que he contado muchísimo y que atrapa al público, pero hacía tres años que no la contaba y eso supuso un gran reto para mí. Tuve que ponerme a prepararla unas semanas antes, porque los cuentos andaban adormilados, perezosos y les costaba salir. No tenían la frescura necesaria para contar, así que tuve que estirar sus músculos, repetir ideas para que salieran limpias sus rimas y ritmos naturales y, por supuesto, encontrarme cómoda entre sus palabras para dejarme llevar y que ellos encontraran el espacio necesario entre mi voz y mis manos.





Ha sido un trabajo interesante, como ponerse zapatos viejos con los que habías andado muy a gusto, pero que al volver a ponértelos después de mucho tiempo, el pie no encajara bien. 

Debo reconocerlo, la primera sesión a pesar de que el público se fue contentísimo, para mí no salió bien. Todavía los cuentos estaban escondidos, pequeños y encogidos. Pero en la segunda sesión tuve la suerte de encontrar un público agradecido, de los que te hace crecer, sediento de cuentos y silencio, y ahí, por fin, los cuentos decidieron salir a escena grandes, colocados, provocadores y con ritmo. 

Fueron seis sesiones de ir disfrutando cada vez más. Pero justamente la última, fue la peor de todas. No por los cuentos, sino por el grupo. Hablador, movido, disperso... a la menor concesión, desconectaban. Fue un verdadero reto. Y si no hubiera sido por todo el trabajo previo de las cinco sesiones anteriores, esta última hubiera sido un desastre. 

Contar cuentos es exigente, llevar el repertorio bien preparado y fresco, una obligación. Si la primera sesión hubiera sido con el último grupo, los cuentos habrían sufrido muchísimo, y yo también. Y el resultado hubiera sido un fracaso. 
Antes de empezar la última sesión  me decían con descaro: "No nos gustan los cuentos". Eso repetían mientras se sentaban. "Solo los de Anabel o los de muerte" apostillaban algunos. 

El sentimiento al regreso a casa era de alegría, porque cuando se fueron me dijeron que les habían gustado los cuentos y porque conseguí momentos de silencio, verdadero silencio. 
Pero por otro lado no se me iba el sentimiento de pena, porque el grupo era tan difícil que los cuentos no pudieron volar libres, ni hacer concesiones, ni dejar intervenir al público como había ocurrido en las sesiones anteriores.




Así que he llegado a esta reflexión después de tener esta sesión en la cabeza unos días, aunque no sé si es la más certera: hay que seguir utilizando tus viejos zapatos, hay que seguir contando los cuentos para que no se anquilosen, pero el público obtendrá de ellos solo lo que se merezcan. 
Las sesiones no las hacemos solamente los narradores, el público también "cuenta". 

miércoles, 16 de octubre de 2019

Recopilación de Tradición oral en la Hoya de Huesca

En 2014 tuve una Ayuda de Investigación del Instituto de Estudios Altoaragoneses para recopilar Tradición oral en la Hoya de Huesca. El trabajo fue inmenso, entrevisté 100 informantes. De ese trabajo ahora se puede disfrutar en la página web SIPCA, donde aparece una selección de los materiales recogidos. 


El resultado es increíble, están las transcripciones y el audio, con cada abuela y abuelo que entrevisté, contándonos cuentos, leyendas, dichos, refranes, trabalenguas... Por eso estoy tan contenta, porque esos archivos que estaban dormidos ya pueden ser consultados y volvemos a dar voz a todas esas abuelas y abuelos, aunque algunos ya se hayan ido.


Para abrir boca os dejo con Pilar de Ayerbe y con un cuento precioso de dos vecinas.

Si queréis oírlo, solo tenéis que pinchar aquí.

lunes, 7 de octubre de 2019

El maestro de cuentos de Vió




Ando metida dentro de otro proyecto de Recopilación de Tradición Oral. Es un proyecto para el Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido y la DGA. Se trata de recoger patrimonio inmaterial en la zona que abarca el territorio del parque. O sea, que estos días subo y bajo a Sobrarbe bastante y está siendo un regalo.


Esta semana he vuelto con la boca llena de sabor a cuento, las orejas regaladas de fantásticas historias y los ojos desbordados de ver tanto arte contando. Tuve la suerte de conocer, gracias a Tere Pañart de Puyarruego, a Jesús de Vió.


Cada vez me resulta más difícil encontrar grandes narradores, no me refiero a profesionales, sino a narradores vocacionales que regalan cuentos en las cadieras y transforman una tarde normal en una fiesta.




Ayer ocurrió eso, vi en acción a un gran maestro. Empezamos en el corral, no había confianza suficiente. Contestaba a mis preguntas atento, serio, formal pero poco a poco se fue abriendo y los cuentos fueron asomando las orejas. Yo intentaba pescar, echaba el anzuelo y él picaba. Pero al segundo me tiraba el anzuelo él a mí. Y yo intentaba seguirle con otro cuento.
La grabadora quedó olvidada, el cuestionario también. Y de repente los cuentos nos desbordaron a los dos. Era un ir y venir de su boca a la mía, mientras las risas provocadas por curas y caseras lo llenaban todo. Ver reir a Dorita, la hermana de Jesús y a Tere fue una suerte porque la risa la provocaba un verdadero maestro, la provocaba la sabiduría de la tradición oral. 
Subimos a la cocina, nos sentamos en la cadiera, llegó el queso, el vino y Jesús me dio una clase magistral de Tradición oral, sus palabras, debajo de lo que había sido una gran chimenea troncocónica de las que abarcan toda la cocina, y sus manos, sus gestos, sus ojos, incluso sus silencios, lo llenaban todo.
Estoy emocionada, estos días tardo muchísimo en dormirme. Veo y repaso todo lo que me contó Jesús. Quedan pocos maestros así, maestros del arte de la palabra. Vió y Jesús, un verdadero regalo y un reto para seguir en este camino de la tradición oral.