Encontré en la biblioteca un cuento llamado Las manzanas del señor Peabody, editado por Ediciones Destino en 2003, cuya autora me llamó la atención. Era Madonna. Al principio lo miré con desconfianza, pensando: "A ver de qué va esto".
La historia me gustó, nada más leerla vi que era un cuento que les iba a encantar en el grupo de las yayas. Y así, fue. Les encantó.
Resumiendo mucho el cuento se podría decir que trata sobre el daño que somos capaces de hacer a una persona por hablar mal de ella, sin haber comprobado bien nuestros argumentos. En este libro un niño acusa al señor Peabody de ladrón, pues lo ve coger todos los sábados una manzana y llevársela sin pagar. El asunto se aclara, no es un ladrón, pero el daño ya esta hecho. Toda la ciudad cree que lo es. Para solucionarlo el señor Peabody hará comprender al niño que por mucho que intente ahora convencer a todos sus vecinos de que no es un ladrón, siempre habrá alguien que lo seguirá creyendo. Es igual de imposible como recoger todas las plumas esparcidas de su almohadón.
Lo más curioso fue que cuando lo leímos, Rosa, una de las integrantes del grupo, me dijo: "No me lo puedo creer. Ese cuento me lo contaba a mí mi abuela. Está un poco cambiado, pero era ese cuento".
Rosa nació en Valencia y recordaba perfectamente el cuento que su abuela le había contado con seis o siete años porque le marcó. Dice que siempre se acordaba de él cuando oía hablar y criticar a otras personas.
En su versión una mujer habla mal de una viuda hasta que esta enferma a causa de los chismorreos que corren a su costa. La mujer arrepentida irá al cura para pedirle ayuda. En este caso el cura le pedirá que desplume una gallina y tire las plumas a la calle. Después de una noche de ventolera regresa a la iglesia y el cura le dice que para reponer el honor de la viuda deberá recoger todas y cada una de las plumas de la gallina. La mujer le contesta que eso es imposibe. Y el cura le hace entender que igual de imposible es que todo el mundo vuelva a creer en la mujer viuda. Cada pluma es una persona, pero no todas podrán ser encontradas y subsanado el daño.
A continuación os dejo la grabación de Rosa contando tal y como recordaba el cuento de su abuela.
Pero mis tropiezos con este cuento todavía no han acabado, pues la semana pasada buscando cuentos de inmigrantes para el proyecto Cuentos de importación que estoy recopilando encontré una versión similar, nada más y nada menos, que de Irak. La podéis encontrar en Cuentos de todos los colores. Recopilación de relatos tradicionales de todos los rincones del mundo. Los autores son J.M. Hernández Ripoll y Aro Sáinz de la Maza. Está editado por RBA en 2004. El cuento se titula La charlatana y fue narrado por Pius Hermez Elias Alibek.
Me parece sorprendente y me maravilla cómo un cuento puede aparecer en diferentes partes del mundo y cómo una enseñanza como esta aparece ligada a diferentes religiones, que nos hacen creer, tan diferentes entre sí. Madonna en su cuento explica que está basado en un relato que le contó su maestro de la Kabbalah, en el de Rosa aparece la figura del cura como intermediario para hacer comprender la enseñanza, y en la versión irakí son los ancianos sabios del pueblo quienes le enseñarán a la charlatana cómo actuar.
Tan lejos y tan cerca, tan distintos y tan parecidos. Cuánto esfuerzo y dolor podríamos ahorrarnos todas y todos si supieramos hacer más caso a los cuentos.
Me encanta tropezarme con sorpresas como estas.
Sandra
Chapeau! Me gusta la música de Madonna pero yo también soy reticente a leer sus cuentos. Está visto que no. De todos modos al hilo del post, pienso que muchas veces se repiten las bases de los cuentos. Luego está cómo se cuenta, cómo se adorna y cómo se ilustra. Pero creo que es difícil inventar algo a estas alturas. Un beso!!!!
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